Desde hace un par de días, los primeros
24 números del cómic, están disponibles para ser adquiridos a
través de la tienda de Itunes.
Venía yo manejando muy contento,
pensando en eso cuando me cruzó por la mente la famosa pregunta del
Obispo Berkeley: “Si un árbol cae enmedio del bosque y no hay
nadie para oírlo, ¿el árbol realmente hizo ruido?”. Me preguntaba yo:
“Si publicas un libro y nadie lo lee, ¿publicaste realmente el
libro?”
Vale la pena tomar esta publicación
del cómic “Dime abuelita por qué” en formato digital y la frase
de Berkeley para hablar un poco del problema de la distribución de
los materiales impresos como libros y revistas.
Quienes escribimos o editamos estas
obras, lo hacemos con el deseo de que lleguen facilmente a los
lectores. Desgraciadamente a veces el encuentro de la obra con el
lector se queda en un simple deseo. Hay muchas razones para que eso
ocurra, pero todas se traducen en lo mismo: resulta demasiado cara la
distribución.
Hay dos maneras de distribuir las
obras, una es con recursos propios, es decir montar una red de
distribución que lleve nuestros materiales hasta el lector y otra es
pagar a terceras personas o empresas para que sean ellas quienes, en
nuestro nombre, realicen esa labor.
La primera manera de hacerlo exige tal
cantidad de recursos que para hacerlo costeable hay que tener muchos
materiales que distribuir, es el caso de la grandes editoriales con
miles de libros y revistas que distribuir. Resulta incosteable para
distribuir un libro, o una revista, tener repartidores en todas las
principales ciudades del país.
La segunda manera es pagarle a una
distribuidora para que haga circular nuestros pocos ejemplares, junto
con los pocos ejemplares de otra compañía y de otra y otra, de
manera que entre todos juntemos el número suficiente de libros y
revistas, para que los costos de la infraestructura de distribución
sean amortizables.
El problema con esta segunda manera de
distribuir es que se vuelve más caro el caldo que las albóndigas.
El costo de la distribución frecuentemente es superior al 50 % del
precio de venta de los ejemplares. Lo que obviamente obliga a tener
precios de venta más altos para poder pagar la distribución. Los
precios más altos inhiben las ventas, los productos circulan, pero
no se venden. Lo que en términos pragmáticos es lo mismo que si no
circularan: la gente no los lee.
Por ese circulo vicioso excelentes
publicaciones, estoy seguro, han desaparecido sin que prácticamente
las hayamos conocido. Por ese medio dejan de producirse materiales de
lectura que no sean masivos como revistas de chismes del mundo de la
farándula o noticias deportivas que al tener grandes volúmenes de
venta tienen también economías de escala.
Afortunadamente hay ahora una tercera
vía para distribuir los materiales, es ponerlos en un formato
digital y ofrecerlos a través de una tienda como la de Mac, que por
cierto no exige exclusividad.
De esa manera nuestros libros o
revistas (o piezas musicales, películas, etc) pueden ser adquiridas
en cualquier parte del mundo, por cualquier persona que tenga una
computadora con el programa de itunes instalado.
Desde luego que el hecho de estar en la
tienda digital no garantiza que los materiales interesen y se
compren. Ni siquiera asegura que se conozcan. Para eso hay que seguir
haciendo el esfuerzo de todos los días, de dar a conocer nuestros
productos. Ojala los lectores de éste blog se asomen a la tienda
virtual, en busca del cómic y encuentren que vale la pena el
esfuerzo que hemos realizado para llevarlo hasta ahí.
En particular les agradeceré a los
lectores que aveces veo que entran desde el extranjero, me den a
través de mi correo electrónico, sus puntos de vista sobre la
experiencia de adquirir el cómic.
Por cierto, también lo pueden hacer a
través de la página de Facebook del cómic:
https://www.facebook.com/DimeAbuelitaPorQueElComic?ref=profile
¡Feliz lectura!
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