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sábado, 26 de enero de 2013

Con la burocracia hemos topado Sancho.



Nunca leí el Quijote, pero conozco la frase “Con la iglesia hemos dado, Sancho”, que se usa para decir, sacada probablemente del contexto del libro, que algún asunto no progresa por la intromisión del clero. Frase adecuada para la España del siglo XVII que, aunque no ha perdido vigencia, puede en estos tiempos y en estas zonas parafrasearse por “Con la burocracia hemos topado, Sancho”. Y es que toparse con la burocracia puede evitar a cualquier persona alcanzar una meta.
Hablo de lo anterior, motivado por un correo que bajo el título “Coordinación de BQD y su pésima administración” recibí hace unos días de parte de una alumna de la carrera de Bioquímica Diagnóstica de la FES Cuautitlán.

Inicia la carta explicando el porqué del correo:  El motivo de mi carta es para expresarle mi gran decepción que he vivido a lo largo en los últimos dos años de mi carrera como estudiante de la FESC.  A continuación me cuenta que por problemas de salud, que implicaron una cirugía para evitar el envejecimiento de los cartílagos de la rodilla,  no pudo asistir con regularidad a clases, lo que derivó en dificultades para, al momento de su reincorporación a la escuela, poderse inscribir en algunas asignaturas.

Me platica, la estudiante, el escaso apoyo que ha tenido por parte de los funcionarios de la FESC para poder inscribirse a las asignaturas.  Por ejemplo me cuenta: días antes de la inscripción para el periodo 2012-I hablé con mi coordinadora por teléfono, pidiendo su orientación y su contestación literal fue: “No sé ni que decirte o qué hacer”.
Mas adelante dice también: cuando quise tomar una asignatura de 5 semestre, no pude porque se saturó, hablé nuevamente con mi coordinadora para ver si se abriría otro grupo siempre y cuando se haya solicitado por los alumnos que no alcanzaron lugar o si iba a expandir la saturación, su respuesta literal fue “No ya no hay lugar, te la puedo ofrecer hasta el próximo semestre”
La situación ha hecho crisis estos días, como a continuación me platica: cuando quise tomar una asignatura de 5 semestre, no pude porque se saturó, hablé nuevamente con mi coordinadora para ver si se abriría otro grupo, su respuesta literal fue “No ya no hay lugar, te la puedo ofrecer hasta el próximo semestre”, bueno yo acepté tal cuestión pues no por un alumno se va abrir un grupo, y tuve que esperarme otro semestre pero ahora los chicos de la segunda generación tenían que llevar esa materia y como era de esperarse no alcancé lugar, fue hasta que unos chicos se quejaron y se abrió un grupo alternativo y pude colarme en él y llevar la asignatura, sin embargo eso retrasó mi salida de la FESC pues tendré que quedarme otro semestre ya que esta asignatura tiene una seriación. El día de ayer fui a hablar con mi coordinadora preguntando si había solicitudes de apertura para un grupo y su contestación fue no, hay dos grupos publicados, pero yo tengo la situación de que estos grupos se van a saturar y no voy a alcanzar inscripción, me mencionó pues depende si hay varios que la piden si lo abro, y yo ya previendo lo que me iba decir si no había suficientes alumnos para su apertura, sería la de “te la puedo ofrecer hasta el próximo semestre”, como si fuera tan fácil!!!!.  
Ante esa negativa, me platica, busco al Lic. Oropeza (que no se quien sea) y él, según cuenta la carta, prácticamente le dijo que era su culpa haberse convertido en alumna irregular.
Termina la carta, con un párrafo de incredulidad y desesperación ante la poca sensibilidad de los funcionarios de la FESC:
POR DIOS TENGO 9.1 DE PROMEDIO Y PUEDO ASPIRAR A UNA MENCIÓN HONORÍFICA, SOLO QUIERO QUE ME DEJEN INSCRIBIRME Y TERMINAR MI CARRERA, NO PIDO QUE ME ABRAN ESPACIOS EN LOS HORARIOS QUE YO QUIERA, SOLO PIDO QUE NO ME CIERREN LAS PUERTAS PARA TERMINAR, SE ME ACABA EL TIEMPO PARA PODER SEGUIR INSCRIBIENDO.

La carta no dice exactamente por que se dirige a mí, pero me parece que en la situación de desesperanza y frustración que puede producir el topar con la burocracia (regresamos al pasaje del Quijote), se recurre a cualquier posibilidad.
Lo que le contesté fue lo siguiente:
Lo que me cuentas es un retrato de la burocracia. El burócrata aplica las normas sin un mínimo de reflexión, ni voluntad de servicio. Los burócratas creen que están en un puesto para cobrar y no para prestar un servicio.
No se quien sea el Lic. Oropeza, pero quizás deberías buscar un funcionario de mayor rango, incluido el rector. O mejor dicho empezando por el rector. Desafortunadamente en la mayoría de los casos a los burócratas no les interesa atender a las personas sino que no se note que hacen mal su trabajo; le temen a que se publique una nota en el periódico, que exponga su incapacidad.
Todo el tiempo le apuestan a que la víctima de su negligencia no se queje. Yo te recomendaría, a la par que tocar la puerta de rectoría, llevar tu caso a Conapred. El Consejo Nacional para la Prevención de la discriminación. Podrías aducir que estás siendo discriminada, por padecer una enfermedad.
Además de éstos consejos no se si pueda ayudarte mucho más. Quizás escribir una nota en el blog desarmandolafia.blogspot.com hablando del caso y mandarle un correo a la secretaria general que fue mi alumna, alguna vez, solicitándole la apertura puntual de algunos grupos. Si a tu petición de grupos pudieras sumar a otros estudiantes, sería muy útil.
A mi correo, respondió la alumna diciendo: Sí perfecto lo del blog, de hecho varios compañeros tienen el mismo problema, empecé a moverme por facebook y les dije hay que quejarnos(...) de hecho ya esta abriendo grupos, el problema que yo tengo es si no alcanzo pk yo soy de las últimas en altas y bajas y ya me sé la respuesta "Te la ofrezco el próximo semestre”. Ya fui a hablar a asuntos estudiantiles y probablemente hablaron con la coordinadora, no lo se (...) no pretendo dejar que esto siga pasando, están atentando contra los valores de la UNAM, de hecho el semestre pasado que se quejaron algunos compañeros, la coordinación pasó a los salones a decir no sean mitoteros, grupos de choque, pregunto: ¿decir la verdad es ser un grupo de choque y mitotero? Yo pensé que era una virtud.(...)

Así que escribo esta entrada al blog, con el propósito de que hacer público su caso, la ayude.
Deseo de verdad que alguien como ella que, por lo que dice y por el promedio que tiene, muestra ser una buena estudiante, pueda tener acceso a los grupos de las asignaturas que debe cursar en tiempo, para no crear “artificialmente” alumnos rezagados.
Creo, además, que lo que me platica en su carta debe ponernos a pensar en varias cosas más, por ejemplo:
  • ¿Cómo se selecciona a los funcionarios, que atienden a los alumnos?
  • ¿Qué posibilidades de tomar decisiones tienen, esos funcionarios, para resolver situaciones especiales?
  • ¿Cuándo se pondrán en línea algunas asignaturas para casos como el que me platican en la carta?
Quizás ahora que se abrirá (o ya se abrió) la carrera para suceder a la actual directora, alguno de los candidatos se acuerde de los alumnos y de que la principal tarea de la Facultad es atenderlos.
Si alguien se interesara en conocer la carta completa o quisiera ayudar a la alumna a poderse inscribir en sus materias, puede escribirme a mi correo personal.

martes, 22 de enero de 2013

De qué hablo cuando hablo de correr.



Siempre me ha gustado el tema del deporte como metáfora de la vida. Tanto usando los deportes individuales, donde el esfuerzo en solitario es necesario para alcanzar el éxito; como los deportes de conjunto que nos enseñan que hay metas que requieren del trabajo en conjunto.
A ese tema del deporte como metáfora de la vida esta dedicado el libro de Murakami “De que hablo cuando hablo de correr”. Creo, como su autor, que el libro va más allá de una crónica de competencias y entrenamientos de carrera, ciclismo y natación,  para tratar de dar, a los lectores, una visión filosófica de la vida.
Murakami, en mi caso, lo logra. Aunque  no se qué efecto pueda tener el libro en quienes no corren, no nadan y no hacen ciclismo. No por que lo que dice no sea interesante, sino porque a lo mejor para llegar a esa parte, los lectores, tendrían que saltarse las páginas que describen las competencias y el entrenamiento.
¿Qué tanto comparte un lector, que no ha hecho esfuerzos como los que narra Murakami, que la fuerza vital para realizar un trabajo profesional se nutre  de la fortaleza física y espiritual que da el ejercicio?
El libro esta escrito entre 2005 y 2006, con un epílogo del 2007.  Es decir con su autor, que nació en 1949, a punto de cumplir 60 años y me parece que es la cercanía a esa cifra simbólica lo que detona la reflexión del deporte como metáfora de la vida y la redacción del libro.
El mismo Murakami lo dice varias veces a lo largo de la obra: ya no tiene la misma fuerza física, ya no hace los mismos tiempos que hacía en el Maratón, esta entrando en una etapa de disminución de su energía vital. Todo esto se refleja en su vida de escritor o al menos podría reflejarse y eso hace muy clara su conciencia de la muerte.
Dice por ejemplo: “A estas alturas, estoy seguro de que, por mucho que me esfuerce, ya no conseguiré correr como antaño, cosa que aceptaré sin reparos. No me resulta agradable, pero es lo que tiene envejecer. Del mismo modo que yo desempeño mi papel, el tiempo desempeña el suyo. Y éste lo hace con mucha mayor fidelidad y precisión que yo. A fin de cuentas, el tiempo ha venido avanzando sin descanso desde el momento mismo de su aparición (que, por cierto, me pregunto cuándo se produjo). Y, a quienes tienen la suerte de librarse de morir jóvenes, se les privilegia con el preciado derecho a ir envejeciendo. Les aguarda el honor de su progresiva decadencia física. Hay que aceptar este hecho y acostumbrarse a él.” 
Desde el punto de vista de la estructura, el libro esta formado por nueve pequeñas crónicas y un epílogo. El hilo conductor es, más o menos, la preparación de su autor para volver a correr el maratón de Nueva York.
Uno se entera, al avanzar en la lectura, que Murakami corrió en 1996,  cien kilómetros y que las secuelas de ese tremendo esfuerzo fue la pérdida del entusiasmo por la carrera, no obstante lo cual siguió practicándola. En el momento que escribe el libro, esta recuperando el antiguo entusiasmo por la carrera y espera hacer un buen tiempo en Nueva York.
Describe sus entrenamientos en Hawai, los kilómetros que él corre cada mes, el clima que hace, el sufrimiento y el placer de la carrera. Los sucesivos capítulos, que van llevando a la carrera de Nueva York, aprovechan para platicar el recorrido de la ruta original del maratón en Grecia o sus entrenamientos en Harvard, donde pasó un año como profesor visitante.
Cuando platica sobre sus carreras matinales, a la orilla del río Charles, aprovecha tanto para hablar de sus entretenimientos a la hora de correr; como fijarse si una cierta persona que encuentra diario repite su vestimenta, hasta deducir por la manera en que unas jóvenes corren, dejando flotar al aire sus orgullosas colas de caballo, la manera como ocurre el relevo generacional.
Murakami dice en el epílogo que el libro es algo así como unas memorias, que sería exagerado llamarlo una autobiografía, pero que es más que un ensayo: “...me apetecía tratar de ordenar, a mi manera, y utilizando como mediador el hecho de correr, mis ideas sobre como he vivido durante los últimos veinticinco años, en tanto que novelista y en tanto que persona normal y corriente.”
Primero supe de Murakami como corredor que como novelista, No creo que a él le importe mucho, pero supongo que si se lo dijera se sentiría halagado. La razón es que él debe considerarse un buen novelista y pensar que como corredor haya alcanzado (al menos conmigo) más reconocimiento que como novelista debería hacerlo sentir muy bien.
Como una consecuencia de ésta lectura compré y espero leerlo, más o menos pronto, su libro de cuentos: “Sauce ciego, mujer dormida”.
Como colofón diría que: “De que hablo cuando hablo de correr” es una lectura fácil, agradable e ilustrativa; también motivadora.

sábado, 19 de enero de 2013

La palabra del día de hoy.

Cuando se tiene el gusto de las palabras, se termina jugando con ellas incluso sin quererlo y por los motivos menos imaginados. Véase si no esta historia de como unos compañeros de trabajo y yo hemos recorrido los significados de palabras como atrabiliario, asubiar, cachicamo, amatada y cacalote, por puro juego. 
Todo empezó en alguna reunión cuando comentábamos sobre el proceder de un compañero y se me ocurrió decir que era atrabiliario. No faltó quién dijo: what?? Para no interrumpir lo que estábamos haciendo sugerí, búsquenla en el diccionario y seguí con el tema. Unos días después, cuando ya el incidente se me había olvidado, al final de otra reunión, un compañero me dio la definición de atrabiliario que había encontrado en el diccionario de la real academia, ponderándolo. Recordé mi antipatía por el mamotreto de la academia, mi trato con Raúl Prieto, alias Nikito Nipongo, su libro de Madre Academia y todas las críticas que le hizo al diccionario en los años 70 y 80 del siglo pasado. 
Conocí a Nikito a través de Enrique Loubet, de quien era gran amigo. Por cierto que a Raúl Prieto lo invitamos, como en 1981, por parte del Colegio Académico a dar una conferencia en la FES Cuautitlán, nos hizo el favor de asistir. El tema de la plática, si no recuerdo mal fue: Defensa de la identidad nacional desde el punto de vista del idioma. El texto de la plática lo publicamos después en la revista del Colegio, Marcha, y por ahí lo tengo todavía. 
Mucho del pleito de Nikito con el diccionario de la real academia era el desdén de la acdemia de las voces oriundas de México y América y su propensión a hacer más énfasis en los vocablos religiosos que en los científicos. 
De todo esto me acordé cuando mi compañero citó el libraco de la academia. Envalentonado por el éxito de su hallazgo, mi compañero me desafió: “A ver pregúntame otra”. 
Buscando alguna palabra para preguntarle, recordé mi antigua afición a leer una columna del periódico donde se hablaba de voces “raras”. Ahí conocí la palabra Asubiar. No olvidé la palabra, porque al poco de haberla leído fui a la feria del libro en Guadalajara y el vendedor de Larousse se mostraba muy insistente en que le comprara su diccionario. En un desplante, le dije: Si trae el significado de la palabra asubiar, se lo compro. Buscamos y....no estuvo. Me quité de encima al latoso y no olvidé la palabra. Ahora por segunda vez, el verbo asubiar, podía serme útil. 
Advertí, a mi interlocutor, que la palabra no era común y que podría no venir en el diccionario. Al día siguiente de haberle planteado la pregunta a mi compañero, apareció en mi correo electrónico, el siguiente mensaje: 
“De acuerdo con la Real Academia Española -en línea y nada difícil de encontrar- asubiar. (De so3 y el ant. uviar 'llegar'). 1. intr. Cantb. Guarecerse de la lluvia. U. t. c. prnl. MORF. conjug. c. anunciar” 
Aunque en el texto decía que no había sido difícil de encontrar, el remitente me confesó que había buscado primero en el diccionario de la real academia en papel y no había encontrado la palabra. 
Pensando nuevamente en las críticas de Raúl Prieto al diccionario de la academia, se me ocurrió pedirle, en respuesta a su correo que intentara la palabra "Cachicamo" y agregué a manera de pista para la búsqueda, la frase: "Cachicamo trabaja para lapa". Ese refrán me lo enseñó un amigo venezolano con el que conviví bastante en mi estancia de doctorado en Francia. 
El cachicamo es un armadillo que hace su madriguera y cuando se va llega la lapa y la ocupa, es decir que ese dicho es el equivalente a nuestro “Nadie sabe para quien trabaja”. Como el correo de mi compañero venía con copia para quienes habíamos estado en la reunión original, donde empezó todo esto, yo también envié mi respuesta con copia a todos ellos. 
Nuevamente al día siguiente me encontré con la respuesta en mi correo: Esta vez era una compañera y tenía más propensión a los detalles. Había encontrado en el diccionario de la real academia que Cachicamo quiere decir armadillo y lo marcaba como americanismo, pero no contenta con eso tecleó “cachicamo trabaja para lapa” en el buscador de google y fue a dar con el siguiente pasaje que también me copió. “Frecuenta pozos y lagunas, y al decir de algunos naturalistas, es menos torpe de lo que podría pensarse, desenvolviéndose en el agua tan bien como el topo. Esta afición hizo que se le asimilase a los anfibios y quedase así excluido de las prohibiciones cuaresmales, lo que permitió que llegase a las mesas de semana santa su tierna y apetitosa carne, que a los españoles les recordaba la del lechón. Dicen los misioneros cronistas, que más le sienta el asado que el guisado, y mejor en su propio carapacho, con el simple añadido de sal y limón (...) pero olvídense de ir a buscar quien les pueda cazar un cachicamo... ya que en la actualidad, y afortunadamente para el animalito, está prohibida su caza...” Remataba el correo con una posdata: Ponga una más difícil.... 
Ha progresado el diccionario de la real academia, pensé. Además la profusión de blogs e información sobre internet permiten conocer cualquier tema, por ejemplo las virtudes gastronómicas del cachicamo. 
Ya había usado una palabra rara como asubiar, un americanismo como cachicamo, ¿con qué seguir? Se me ocurrió que podría usar un arcaísmo y mejor aun si lo tomaba de una poesía. Pensé en algún pasaje de Primero Sueño de Sor Juana, pero no se me ocurrió ninguno; después en algún romance como el de Lanzarote: “Nunca fue caballero de damas tan bien servido...”, pero no me lo se completo y en lo que me se, no apareció ninguna palabra interesante. Entonces me acordé de las coplas de Jorge Manrique y propuse Amatada. Esta vez la respuesta de mis amigos fue de menor admiración al diccionario de la academia. Escribió uno de ellos: 
“En la RAE en línea: amatar. 1. tr. Ec. Causar mataduras a una bestia por ludirle el aparejo". 
Al principio dije what!! y bueno a buscar, continua el correo: Matadura De matar, llagar a un animal. 
Ludir. 1. tr. Frotar, estregar, rozar algo con otra cosa. 
Y por primera vez, apareció una duda, en la omnisapiencia del diccionario: ¿Es correcta la respuesta?, decía el autor del correo.
Contesté lo siguiente: Veo la definición que da el DRAE y me acuerdo de la frase que dice que el diccionario es la tumba de las palabras. Te doy un ejemplo de como se usaba la palabra cuando estaba viva: "¿Qué fue sino claridad que estando más encendida fue amatada? La frase es una estrofa de las coplas de Jorge Manrique por la muerte de su padre y alude obviamente a la manera como la claridad (la vida ) se termina. Quien preparó la edición comenta en nota de pie de página, que Amatada quiere decir apagada, extinguida. Aunque por supuesto no se contrapone del todo con lo que dice el DRAE, sobretodo porque el uso que hace Jorge Manrique de la palabra es poético y ya sabemos como son los poetas, que le sacan hasta el último significado posible a cada palabra". A continuación propuse: La palabra del día de hoy es Cacalote...

miércoles, 9 de enero de 2013

El cementerio de Praga

El cementerio de PragaEl cementerio de Praga by Umberto Eco
My rating: 3 of 5 stars

Si imaginar la vida, de apenas hace unas décadas, sin Internet y sin redes sociales es difícil, pensemos en la vida a mediados del siglo XIX; sin cine, sin sicoanálisis, sin declaraciones de avistamientos de ovnis y sin luz eléctrica. Con sociedades donde la diversión era la lectura, el teatro y las reuniones en los salones, lidereados por personalidades del mundo social.
En ese mundo de novelas e historias publicadas por fascículos, no faltaban los antecesores de nuestros actuales vendedores de relatos paranormales que buscaban hacer su agosto escribiendo todo tipo de fantasías sobre sociedades secretas que conspiran para dominar el mundo o que son practicantes de algún culto demoníaco.
Ese es el mundo que retrata Umberto Eco en su novela “El Cementerio de Praga”.
Se trata de una novela sin duda muy bien construida y documentada; en la que, para mi gusto el elemento de drama es débil. No obstante que ocurren varios asesinatos, la trama, a mí al menos, no me parece verosímil y por momentos se vuelve tediosa y pierde el elemento de tensión.
No obstante, el libro es interesante por la información que proporciona sobre las sociedades secretas y por las frases de sua autor, como por ejemplo la que dice que una mística es una histérica que encontró antes a su confesor que a su médico.
La novela está armada con base en el diario que, siguiendo las enseñanzas de un tal Dr. Froïde, escribe el protagonista principal para recuperar la memoria. Se trata de un notario, dedicado a la falsificación de documentos, que se inmiscuye en diferentes episodios de la historia de Europa entre 1830 y finales del siglo XIX. A través de su diario va platicándolos, en busca de recuperar la memoria perdida.
Aparecen, en ese recuento, pasajes de la historia de Garibaldi, La comuna de París y el affaire Dreyfus, entre otros, en los que el protagonista ha participado.
Sin embargo, el desarrollo de la novela no es solamente lo que el notario escribe en su diario, sino que también interviene, cuando es necesario, un narrador omnisciente.
Dentro de la narración de la historia de Europa, se mezcla la historia personal del protagonista, que a lo largo de toda su vida “profesional” va elaborando sucesivas y “mejores” versiones de un documento que denuncia una conjura universal.
La primera versión de lo que más adelante serán sus Protocolos, los escribe el notario para los servicios de inteligencia Piamonteses a partir de tres textos:
1) Una carta, de quien en la obra es su abuelo, al abate Barruel, autor del libro: “Mémoires pour servir a l’histoire du jacobinisme.” En esa obra Barruel explicaría como la revolución francesa era el resultado de una conspiración de los templarios contra los reyes de Francia y la Iglesia.
2) El libro “José Blanco” de Alejandro Dumás. En ese libro se cuenta una reunión de logias masónicas en el Monte del Trueno para terminar con la monarquía y el clero.
3) El libro de Eugenio Sue “Los hijos del Pueblo” donde se platica la conjura jesuita para llevara al poder a Luis Napoleón.
Explica el autor la razón por la que las historias sobre conjuras son tan atractivas al público: “Dumas ofrece a la frustración de todos (a los individuos y a los pueblos) la explicación de su fracaso. Ha sido alguien reunido en el Monte del Trueno, quien ha proyectado tu ruina.”
El falsificador toma esas ideas para escribir para los servicios de inteligencia Piamonteses una supuesta reunión de Jesuitas en el Cementerio de Praga. De ahí el nombre de la novela.
Conforme van transcurriendo los capítulos, el protagonista va generado cada vez nuevas versiones de la reunión original, para nuevos clientes.
¿Quiénes conspiran y con qué propósito? Eso depende, obviamente, de para que cliente se elabora el texto e irá variando, con cada nueva versión del documento que el fraudulento notario fabrica. En cada capítulo se van presentando nuevos libros y autores que se ocuparon de temas semejantes y que se copiaron unos a otros.
Entre los más destacados esta el libro de Maurice Joly “Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu”, donde se explica la manera como Luís Napoleón se vale de la división de poderes para mandar como el príncipe de Maquiavelo.
Otro libro, escrito con material tomado de Joly y de Sue es la novela “Biarritz”, escrita por un provocador, de apellido Goedsche, que trabaja para la policía prusiana. La novela sin embargo la publica con el seudónimo John Retcliffe.
Quizás uno no se da cuenta, en el momento de leer la novela, pero ésta se va estructurando para platicar la génesis (imaginaria) del conocido libro “Los Protocolos de los sabios de Sión”.
Al recuento de fuentes que hablan de conjuras de sociedades secretas, se agrega el de textos antisemitas. Entre ellos : “Le Juif, le judaïsme et la judaïsation des peuples Chrétiens”, de Gougenot des Mousseaux.
También se menciona la extrapolación que hace Brafmann, un judío converso a ortodoxo, de la existencia de un gobierno judio mundial, a partir de los documentos del Kahal de Minsk. El Kahal es el gobierno de la comunidad judía.
La enumeración de documentos, libros y revistas sobre el tema continua, capítulo tras capítulo y resulta a veces difícil de seguir. Se habla de la revista “Contemporaine” que en 1878, publica los recuerdos de un supuesto padre Grivel. En ellos se incluyen trozos de la carta de quien en la novela se presenta como abuelo del protagonista, al abate Barruel.
Se mezclan también, en documentos posteriores, las ideas de Googenot y de Brafmann para producir diferentes discursos integrados en un solo texto, para diferentes públicos.
Quizás basta con este rápido repaso de algunas de las obras citadas por Eco para imaginarse la extensa labor de investigación bibliográfica que debió realizar para hacer la novela… o quizás la novela es el resultado de una investigación sobre el origen del Libro “Los protocolos de los sabios de Sión”, cuya evolución resulta menos tediosa de narrar como novela que como ensayo.
Me imagino que en las andanzas, que como buen historiador, Eco debe haber hecho por las bibliotecas y hemerotecas, dio con material interesante sobre la demonología en el siglo XIX. En particular dos publicaciones “Le diable au XIX siècle” y “La libre Parole” y decidió incorporarlas a la novela.
El primero es un libelo fantasioso escrito y publicado periódicamente por un alcohólico de nombre Charles Hacks, usando el seudónimo de Dr. Bataille y es el equivalente, en el siglo XIX, de las historias de OVNIS del siglo XX: una serie de relatos para engañar incautos y mantener un negocio; en ese caso de venta de las revistas. La publicación se nutre de reciclar antiguos relatos como los de Dumas, Sue y Maurice Joly, ya mencionados, aderezados con otros escritos exprofeso para la revista.
Para generar esos materiales “originales”, “Le diable au XIX siècle” cuenta con un pintoresco y fantasioso personaje llamado Taxil, que previo a sus trabajos para “Le diable au XIX siècle” había inventado historias sobre una ciudad sumergida en el lago Leman y una invasión de tiburones en Marsella.
En el número 89 del panfleto se publican las memorias de una tal Diana Vaugham, como las de una ex paladista. El paladismo era uno de los ritos demoníacos. Eco toma a Diana y la convierte en uno de de los personajes principales de su novela.
El mismo Eco refiere en la novela un estudio de Ragon, sobre la historia de la masonería. En esa obra se dice que existen más de cincuenta ritos, entre ellos los satanistas o paladistas.
La otra publicación rescatada por Eco, de los archivos para escribir su novela, “La libre Parole”, es un periódico antisemita fundado por Drumont para fustigar a los judíos.
Quizás esta es la mejor parte de la novela, donde se narra la animadversión entre Drumont y Taxil y la manera como finalmente el primero convence al segundo de confesar en la “Libre Parole”, que todo lo publicado en “Le diable au XIX Siècle” lo había inventado.
Todo ese material es muy interesante para un ensayo, sin embargo para convertirlo en novela había que introducir una trama.
Eco introduce, de manera no muy convincente, en la interacción del personaje central con las sectas demoniacas, un episodio que le hace perder la memoria. La amnesia del protagonista se narra en las primeras páginas y se pasan luego casi 500 más, para llegar a explicar el hecho -de sangre, por cierto- que la produjo.
Para mi gusto, hay pasajes como los de la Guerra italiana y Garibaldi, que no tienen nada que ver con la trama y que podían haberse omitido o sustituirse por otros pasajes. Solo sirven de pretexto para que el falsificador fabrique una versión diferente del documento que a lo largo de toda la obra va perfeccionando. Ese documento se supone es el que se conocerá después como “Los Protocolos de los Sabios de Sión.”
A mi me parece que Eco tenía ese material histórico ya narrado y simplemente lo metió a la novela.
En una tabla al final del libro, para el lector “excesivamente puntilloso”, Eco cita lo que dice Hitler en 1925 en Mein Kamp: “En los famosos protocolos de los sabios de Sión queda claro que la existencia de este pueblo se apoya en una continua mentira. El Frankfurter Zeitung dice lloriqueando cada semana que Los protocolos se basan en una falsificación: y en ello esta la mejor prueba de que son verdaderos... Cuando este libro se convierta en patrimonio común de todo el pueblo, el peligro judaico podrá considerarse eliminado.”
No es una cita poco importante, sobre todo vista a posteriori; luego de la segunda guerra mundial y de la persecución, sin nombre, del Nazismo hacía los judíos. Pone de relieve la importancia de un libro en el devenir histórico del siglo XX.
En esa misma nota, aclara Eco que en 1921 el London Times descubrió la relación de los “Protocolos de los sabios de Sión” con el libro de Maurice Joly.
En suma, se trata de una obra interesante, llena de datos y de detalles de erudición que son imposibles de retener por el lector. Hay muchas alusiones a pasajes de la demonología, como una serie de nombres de demonios: Abigor, Abracas, Adramelech, Haborym, Melchom, Stolas, Zaebos, los nombres de los “verdaderos” tres reyes magos Theobens, Menser y Saïr, o los de los respectivos amantes de Adán y Eva: Lilith y Samael.
Cuando me encontraba a la mitad de la lectura de la novela, se dio la noticia de que Eco había sido sorprendido con una prostituta menor de edad. Imposible seguir leyendo la novela sin que los pasajes donde se describen escenas sexuales llamaran más mi atención. Fue quizás por eso que una frase perdida, escrita como por descuido, puesta en los labios de uno de los personajes secundarios, me atrajo. La uso para concluir este comentario: “Siempre me han dicho que los grandes narradores se describen siempre en sus personajes”


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sábado, 5 de enero de 2013

Intraducible y tres otros divertimentos.



Platicando con un amigo periodista acerca de las posibilidades expresivas que ofrece el español, le comenté sobre un texto que había escrito, tiempo atrás, jugando con los verbos ser y estar; que en otras lenguas, como el inglés o el francés, son uno solo.  Cité de memoria, el escrito y mi amigo, me pidió que le enviara luego el link a donde lo tenía publicado.
Me di cuenta que no lo tenía en el blog y entonces me puse a buscarlo...lo encontré junto con otros tres textos, que escribí como divertimentos literarios, uno de ellos ya lo había publicado aquí:
(http://desarmandolamafia.blogspot.mx/2012/08/limites-sin-limites.html), el del Sin Límites, que es una reacción al poema “Límites” de Borges. Los otros dos, “Parámetros” y “Efímera Mujer”,  reflexionan sobre la naturaleza de lo sexy y sobre lo breve de la belleza y del amor, respectivamente. 

Se trata de textos escritos como “divertimentos” y no tienen otro propósito que jugar un poco con las palabras. Quiero compartirlos con los lectores del blog, junto con algunas notas aclaratorias, probablemente inútiles.
El texto “Intraducible”  juega con la maravillosa cualidad del idioma español que, distingue el verbo ser del verbo estar.  El texto va tratando de mostrar como la misma frase con uno y otro verbo tiene sentidos distintos. Es un puro juego y tiene broncas de ritmo porque ser y estar tienen diferente número de silabas. Se aceptan sugerencias para mejorar las frases.
El texto “Parámetros” esta escrito para contestar a una pregunta de una mujer; informática, de profesión, que siendo  bella, era todavía más sexy. Consciente de esa característica, el día que le dije que era sexy, me preguntó, con verdadera curiosidad e ingenuidad (o eso me pareció). ¿Cómo se mide lo sexy? El texto fue mi respuesta.
El texto, “Efímera Mujer”, esta inspirado en los pensamientos de frustración de que el acto amatorio sea efímero. Un hombre que acaba de hacer el amor con una hermosa mujer, la ve con nostalgia. Súbitamente consciente de lo bello y breve del instante el hombre trata de grabar para siempre en unas líneas de texto, la forma de su sonrisa, el sol de la tarde en su piel desnuda, los rescoldos de su pasión y termina filosofando no solo sobre lo breve del amor, sino sobre lo corto de la vida.
El texto, Sin límites, es mi reacción a un poema de Borges que se llama Límites. En el cuál Borges a los 50 años siente que la vida se le ha ido.  A la versión, ya publicada aquí, le agregué unas líneas para integrar el texto de Borges con el mío.  Que se diviertan con la lectura:




Intraducible.


Quiero ser aunque no esté

Quiero estar aunque no sea

Quiero ser... y quiero estar.

Quiero ser de ti, quiero estar en ti.

Quiero ser tu pensamiento. 

Quiero estar en tu  pensamiento.

Quiero ser tu amor. 

Quiero estar haciéndote el amor.

Te quiero con todo mi ser

Te quiero con todo mi estar.

Tradúzcanlo, canijos gringos,

....¡A ver!





Parámetros.


Tu vientre liso

Tu seno breve

Tu pubis dulce

Tus muslos tensos

Tu cadera loca

Tus ojos grandes...

...y blancos

Tu boca linda

Tu cuerpo grácil

Tu imagen doble

Tu cuello cerca

Tu hereje rito

Tu verso rostro

Cuando me dice:

¿Con qué parámetros

se mide el deseo?




Efímera mujer



Efímera como la línea que adorna tu labio

al sonreír

Efímera como la luz del cansado atardecer

sobre tu piel

Efímera, como éste momento en que te tengo...

...y ya no

Efímera, como el tiempo de tu brutal belleza

y mi pasión

Efímera es la vida

Efímero el amor





Sin Límites




Dice Borges:

Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar.

Hay una calle próxima que esta vedada a mis pasos,

hay un  espejo que me ha visto por última vez,

hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.

Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)

Hay alguno que ya nunca abriré.

Este verano cumpliré cincuenta años;

La muerte me desgasta incesante



Irreverente, contesto:

Hay una línea de Heráclito, que aún no conozco.

Hay un mundo remoto para mis incansables pasos,

hay una joven que no me ha visto por primera vez

hay una puerta que se abre  hasta el fin del mundo.

Entre los tomos de las librerías (estoy imaginándolos)

Hay muchos que todavía leeré.

Este junio cumpliré cincuenta años;

La vida hace planes, inconsciente.