No me puedo ir a dormir, con todo y que tendré que madrugar, sin escribir mis impresiones de la elección. Pasaba ya de la media noche cuando por fin sonó el teléfono y supimos que había habido reelección. Pueden imaginarse que al momento de conocerse la noticia hubo un momento de desencanto que inmediatamente se rompió con expresiones de apoyo y reconocimiento a Ignacio Rivera. Algunos nos volteábamos a ver con incredulidad y empezamos a mandar mensaje por el celular con la noticia a compañeros que no estaban ahí, pero que nos acompañaban desde lejos y que estaban expectantes.
Unos minutos después, la calma reinó en el salón y empezamos a razonar. Cada quien debe haber pensado mil cosas, presa de un momento de frustración. Yo pensé fugazmente en Pedro Arroyo, a quien no se le dejó tomar posesión en Economía y luego pensé en Magaña, el director de la facultad de Ciencias, que despachaba prácticamente en el exilio. Los dos ejemplos me convencieron rápidamente de que no valía de nada pensar en acciones de “resistencia”. Y ese era también el sentimiento que iba dominando entre quienes estábamos ahí reunidos, una vez que los ánimos se fueron serenando.
El combate que había que dar, lo habíamos dado y lo habíamos perdido. Hicimos oír nuestras voces a través de los periódicos, a través de mantas, a través del blog y en visitas a la junta de gobierno. Así que la situación de la FESC era conocida y si después de todo eso la Junta de Gobierno había decidido la reelección, habría que mantenerse institucionales y unidos.
Escribía el día de ayer que a partir de hoy se trata de reconstruir el tejido social, lo pensaba desde luego con la victoria de Nacho, pero igualmente necesario, será que lo haga Suemi. La directora va a iniciar un segundo periodo, puede pensarse fortalecida y si necesidad de hacer cambios, pero que no olvide todo lo que una gran parte de la comunidad ha pedido, a lo largo de este proceso.
La reconstrucción del sentido de comunidad pasa por varios puntos: No represión a los compañeros interinos o con contratos por horas que no la apoyaron, atención a la comunidad y la salida de la mafia de la administración.
A veces el desánimo es el reflejo de no ver frutos de aquello por lo que se ha luchado, pero siempre habra un halo de esperanza y una ventana que se abra cuando se cierra una puerta. El cambio debemos seguir haciendolo nosotros, manteniendo firmes nuestros ideales y convicciones, en muchas ocasiones luchando contra la corriente y enfrentandonos a multiples adversidades sin temer las consecuencias. Creo que hay que tener en cuenta 2 dichos: "Hay que agarrar al toro por los cuernos" y "El que nada debe nada teme". Animo! a seguir luchando por una nacion justa. Aprovecho para mandar una felicitacion por el blog y por la valentia y coraje de quienes lo hacen posible.
ResponderEliminarSi, hay desánimo, no nos queda mas que construír sobre este terreno agreste, obvio no sin antes emparejar el terreno, y esto solo se logrará a base de trabajo en equipo.
ResponderEliminarTrabajemos sin importarnos las posibles presiones externas que nos pudieran afectar, total, ya son lo común para muchos de nosotros.
Esperemos que la Directora tenga un nuevo sentido de unidad en esta nueva administración.
Compañeros: A riesgo de ser insistente de más, tanto para la docencia como para la investigación, la ruta de los apoyos no es la dirección. Pero además, ninguno de nosotros trabaja para un director, trabajamos para una extraordinaria Institución la UNAM y los universitarios valemos por lo que hacemos y por lo que dice nuestro "ridiculum" que hemos hecho. Los directores y los estudiantes pasan, nosotros hacemos y somos la Facultad, somos los únicos que perduramos. Rafel ahora que veo tu comentario, lamento no haberte detenido en la mañana, espero ya hayas eliminado de la "neurona loca" esas propuestas de "resistencia". Como sea y a pesar de quien sea, diría Don Jaime, hay que restablecer el diálogo entre nosotros, si lo hemos perdido y a trabajar. Un abrazo a todos, Jorge Tórtora
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